martes, 31 de mayo de 2011

MITO DE LA CAVERNA

Representación animada del mito de la caverna de platón.



El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, que utiliza Platón como explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento, según la teoría explicada al final del libro VI.

El mito de la caverna

I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.

Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían; si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?.
- Claro que sí -dijo.
III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
- También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que puedo estarlo.



miércoles, 25 de mayo de 2011

MAPA MENTAL


EPISTEMOLOGIA - Tratado de los métodos del *conocimiento científico, en general o de determinada ciencia, también denominada gnoseología, es una disciplina filosófica que busca determinar el alcance, la naturaleza y el origen del conocimiento.

La epistemología también estudia los criterios para reconocer y estar seguros de la verdad, principalmente la evidencia, el sentimiento de seguridad acerca de la certeza de una proposición; otro criterio, la intersubjetividad, se define como la idea de que una creencia ha de ser aceptable para cualquier sujeto racional para ser admitida como verdadero conocimiento.

Apriori - Con anterioridad a la experiencia, o independientemente de ella, no en sentido psicológico, sino en sentido lógico - no es necesario recurrir a la experiencia para conocer que un enunciado es verdadero.
Aposteriori - Con posterioridad a la experiencia. Los enunciados cuya verdad se conoce mediante el recurso a la experiencia son enunciados contingentemente verdaderos (pueden ser falsos y su opuesto es igualmente posible).

Doxo o común - Es la opinión que se tiene por el proceso de observación. Según Platón se trata de un conocimiento fenoménico y en consecuencia, según él engañoso. La doxa comprendería dos grados: eikasia (εἰκασία) y pistis (πίστις), es decir, imaginación y fe o creencia. Platón contrapone la doxa a la episteme; a veces esta última se traduce como conocimiento científico pero, según Platón la episteme sólo tiene desarrollo en el mundo de las ideas (conocimiento intelectual) y no en el (mundo sensible) conocimiento sensible.

Empírico - Basado en la experiencia en la experiencia y en último término en la percepción, pues nos dice qué es lo que existe y cuales son sus características, pero no nos dice que algo deba ser necesariamente así y no de otra forma; tampoco nos da verdadera universalidad. Consiste en todo lo que se sabe y que es repetido continuamente sin tener conocimiento científico.

Científico - Es una aproximación crítica a la realidad apoyándose en el método científico que, fundamentalmente, trata de percibir y explicar desde lo esencial hasta lo más prosaico, el porqué de las cosas y su devenir, o al menos tiende a este fin.

Abstracción - Operación de la mente que separa, de lo que se hace presente intuitivamente a los sentidos, una característica, esencial o accidental, que no existe independientemente del todo de donde se ha separado, pero que representa o bien la naturaleza de un objeto o una propiedad suya, o bien lo que de común hay entre varios objetos, y por cuyo medio decimos que entendemos qué son aquellas cosas.

Conocimiento - Relación que se establece entre un sujeto y un objeto, mediante la cual el sujeto capta mentalmente (aprehensión) la realidad del objeto. El proceso del conocimiento, así entendido, constituye el objeto de estudio de la teoría del conocimiento. En la filosofías críticas (Hume, Kant, por ejemplo), se circunscribe al objeto fenoménico. Se distingue de creencia, en Hume, y de pensamiento en Kant.

Gnoseología - Sinónimo de teoría del conocimiento. Es la reflexión filosófica sobre la posibilidad, origen, naturaleza, justificación y límites del conocimiento. Su equivalente, referido al conocimiento científico, es la epistemología.

martes, 24 de mayo de 2011

FUNDAMENTOS

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
PROGRAMA: ADMINISTRACIÓN DE LOS SERVICIOS DE LA SALUD
TUTOR A CARGO: RAQUEL LEOTTAU DÍAZ

El programa de Administración de los Servicios de la Salud, dentro de su exigencia interdisciplinar, desarrolla su campo de acción en las Ciencias Sociales, razón por la cual se hace necesario identificar y diferenciar elementos Epistemológicos, con el fin de fundamentar y orientar los conocimientos científicos y de aplicación, propios de nuestra futura práctica profesional.

La Epistemología busca plantear las diversas concepciones construidas a través de la historia sobre las  Ciencias Sociales para ser examinadas y analizadas, el objeto de su estudio no es otro que la realidad social, la cual, por ser muy amplia y especialmente cualitativa, requiere de un análisis y de un trabajo fundamentado para construirla desde el mismo campo científico.

El presente blog ofrece aportes básicos para el desarrollo de un pensamiento epistemológico contemporáneo, importantes para la formación teórica de una cultura investigativa y científica.





MUNDO ANTIGUO


El dato más remoto corresponde al sofista Georgias quien cuestionó la posibilidad del conocimiento objetivo. Fue contemporáneo de Protágoras, con quien compartió el presupuesto fundamental del relativismo: vivimos en un mundo de opiniones, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal.

Las tres tesis de Georgias son las siguientes:

a. Nada existe.
b. Si algo existiera, sería incognoscible.
c. Si fuera conocible, sería incomunicable.

Platón y Aristóteles, en oposición a los sofistas, sostuvieron que existía un mundo de formas naturales y eternas, las ideas, sobre las que es absolutamente posible tener conocimiento exacto y cierto. Todo  conocimiento se deriva de la experiencia. "El conocimiento real es idéntico a su objeto".

Tratando de conciliar métodos racionales con la fe, Tomás de Aquino, entre otros ayudó a restablecer la confianza en la razón y la experiencia, pues con el paso del tiempo había decaído el interés por el conocimiento racional. 

Para los racionalistas Descartes, Spinoza y Leibniz, es el razonamiento deductivo la fuente y prueba del conocimiento.

En cambio, para Francis Bacon y John Locke, ambos empiristas, es la percepción de los sentidos tal fuente y prueba.

Se ha intentado clasificar al conocimiento a partir de, por lo menos, tres posiciones:

a. Por su posibilidad.
b .Por su origen y
c. Por su esencia.


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